BODA DEL GRAN CAPITÁN EN EL CARPIO.

        


         Desprovista ya de las connotaciones que durante años se le había dado a la figura del Gran Capitán don Gonzalo Fernández de Córdoba, nos aparece ahora en su justa y rigurosa realidad histórica cuando conmemoramos el 550 aniversario de su nacimiento.

Con esta visión y teniendo siempre presente la profunda amistad que los Marqueses del Carpio mantenían con los Fernández de Córdoba, que en esa etapa histórica alcanzaba incluso a una alianza político-militar entre ambas Casas, voy a exponer muy brevemente el hecho histórico del matrimonio del Gran Capitán con doña María de Sotomayor, que refuerza esa sólida alianza que unía al entonces Señor de El Carpio, Luis Méndez de Sotomayor, con Alonso de Aguilar, cuñado de dicha María de Sotomayor, su hermana, formando un grupo o partido que se enfrentó en numerosas ocasiones a sus rivales políticos en las frecuentes luchas nobiliarias que en el siglo XV asolaban el reino castellano, y que traería como consecuencia el destierro del señor de El Carpio por Fernando el Católico, a causa de esta alianza en su contra.

 Martin de Alarcón, intimo amigo de don Gonzalo Fernández de Córdoba y por tanto coetáneo del mismo, nos relata el casamiento del Gran Capitán, en este corto primer matrimonio que concluiría con el prematuro fallecimiento de la esposa, realizándolo con tal claridad que resulta aún ahora sorprendente el cumulo de errores que durante siglos ha existido sobre la identidad de esta primera esposa que documentados estudiosos del vencedor de Ceriñola y Garellano, confundían con Isabel de Montemayor, otros María de Montemayor e incluso unos últimos como Isabel de Sotomayor, nombres que han venido siendo repetidos de unos historiadores a otros creando a veces eruditas disquisiciones que insistían en el parentesco de entre don Gonzalo y su esposa.

 El autor de la obra "El Gran Capitán” don Martín de Alarcón, amigo y  correligionario del célebre militar, con el que intervino en la conquista de Granada nos dice expresamente refiriéndose a la boda del Gran Capitán, que:

"En sus primeras nupcias lo efectuó en la Villa de El Carpio, en 1477 con doña María de Sotomayor, hija de Garcí Méndez de Sotomayor, Señor de El Carpio y de doña María de Figueroa, su mujer”.

Y añade:

"De la primera mujer no tuvo hijos”.

"Pocos meses después murió doña María su esposa, y casó en segundas nupcias en Palma del Rio, en 1489 con doña María Manríquez, hija de don Fadrique Manrique de Castilla y doña Beatriz de Figueroa; siendo por tanto esta segunda esposa, prima hermana de la primera, por ser hermanas las madres de ambas”.

Muñoz Vázquez en su "Historia de El Carpio", indica refiriéndose a este enlace matrimonial que:

"Se efectuó en la capilla del Castillo, una de las más ricas de Andalucía en ornamentos sagrados".

Sobre el breve matrimonio de don Gonzalo Fernández de Córdoba, hermano de don Alonso de Aguilar, con doña María de Sotomayor, de la Casa de El Carpio, nos ilustra el Archivo de Protocolos de Córdoba, oficio 14, folio 45, al indicar en la correspondiente escritura del 14 de Octubre de 1477, que la residencia de ambos esposos quedo establecida en Córdoba, en la casa que tomaron en la collación de San Llorente (San Lorenzo), lindero con la calle Mayor que va a la dicha Yglesia y calles del Baño o del Arroyo.

En cuanto al acto de la boda, algunos historiadores han recreado el escenario y fastos con que se celebró y a ellos me remito, pues no reside el objetivo de este sucinto trabajo en el blog en describir como fue dicho enlace, sino en el incuestionable hecho histórico de su celebración en nuestra villa carpeña, y con la incontrovertida persona de doña María de Sotomayor, hermana de doña Beatriz, que años después sería Señora de El Carpio que con su matrimonio uniría la casa de Sotomayor con la de los Haro.

 Así en conclusión queda meridianamente claro el porqué de celebrarse en El Carpio dicha boda, lo cual con las erróneas referencias que, salvo Muñoz Vázquez y otros escasos historiadores, se han venido reproduciendo, carecía de sentido si la esposa hubiese sido la prima del Gran Capitán, doña Isabel o doña Leonor, o doña María de Montemayor, -que hasta esos diversos nombres se han barajado- tal como ya he puesto de manifiesto y se ha venido expresando desde hace siglos.

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